Hosteleros gallegos alertan de la caída de turistas este verano y dicen que gastan menos
El sector de la hostelería de Galicia diagnostica un "bajón" de turistas este verano respecto al pasado año, a pesar de que los datos oficiales hechos públicos por la Xunta recogen un incremento de ocupación del 1,4% y, además, alerta de que el gasto de los visitantes es "muy inferior" a otros periodos estivales anteriores. En concreto, el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Santiago de Compostela y Comarca, José Antonio Liñares, calculó que el descenso de los turistas el pasado mes de julio fue de un 3,5% respecto al mismo mes de 2007. Por su parte, la Asociación Provincial de Empresarios de la Hostelería de A Coruña registró una caída en la ocupación desde un 66,53% el pasado año hasta un 63,19 en el presente ejercicio.
Los establecimientos hosteleros también han visto reducida su facturación "en un 10 por ciento" en el segundo trimestre del año, al igual que en los tres primeros meses de 2008, según detalló el presidente de la asociación coruñesa, Héctor Cañete. Así, esta temporada se convierte en el "verano de las tres 'p': playa, paseo y pipas", tal y como bromeó un hostelero de Sanxenxo (Pontevedra).
En cuanto al gasto de los turistas, Raquel Carregalla, propietaria del albergue Ultreia, en Arzúa (A Coruña), explicó que la gente "compra en el supermercado y no va tanto a comer a restaurantes" y en las cafeterías, los viajeros "pasan de tomar copas y cervezas a cortos y bebidas más baratas". "Por ahorrar un euro, los turistas cambian de albergue", dijo asombrada. En la misma línea, la asociación de hostelería de A Coruña indicó que se está produciendo una "traslación de hoteles de más categoría a otros de menos y a hostales". Lo mismo explicó el propietario del Hotel Altaïr de Santiago, José Antonio Liñares, que se vio obligado a habilitar "ofertas" en su establecimiento porque es "más lujoso" y la gente "buscaba mejores precios".
Esta tendencia se justifica, a juicio del director del Hotel Hesperia Isla de la Toja (Pontevedra), Óscar Pubill, porque "había gente que vivía por encima de sus posibilidades y también viajaban a hoteles de lujo". Así, concluyó que la "crisis va a poner a cada uno en su sitio". En el caso de su establecimiento, un balneario de cuatro estrellas, se produjo una "caída considerable" en la ocupación, con una previsión para el mes de agosto del 65,76 por ciento, frente al 91,66 por ciento en 2007.
El turismo rural también acusa una "gran caída" de las reservas, con un 35 por ciento menos que el año pasado, según informó a Europa Press el presidente de la Asociación Gallega de Turismo Rural (Agatur), Luciano Sánchez. Asimismo, lamentó que los turistas demandan "menos servicios" y "se ven más ajustados", lo que provocó que el gasto cayera "sobre un 30 por ciento".
Por su parte, el Camino de Santiago es el que "menos" está notando los efectos de la crisis, según explicó Luciano Sánchez. De hecho, según los datos de la Oficina del Peregrino de Santiago, hasta el mes de mayo llegaron a la capital gallega 15.983 peregrinos, 3.085 más que el año anterior. Así, el propietario del albergue A Gudiña (Ourense), Jacinto Fernández, explicó que notó un "bajón generalizado" durante el mes de julio, pero que en lo que va de agosto el ritmo es "similar" al de otros años. En la misma línea, Manuel Mariño, del Albergue Monte Do Gozo, en Santiago, cree que la crisis "no afecta" a este tipo de turismo ya que su establecimiento registró un "aumento de ocupación del 23 por ciento" con respecto a julio de 2007.
Por contra, el presidente de la Asociación de Campings de Galicia, Delfín Fidalgo, reconoció que el mes de julio fue "más flojo" que otros años, una tendencia que, por el momento, se mantiene en lo que va de agosto. A falta de datos concretos, detalló que la provincia de Pontevedra es la que "menos" sufre la falta de turistas.
De esta forma, declaró que "se puede decir" que el sector "se está viendo afectado por la crisis", afirmación que demuestran los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) al concluir que la ocupación en los campings gallego fue inferior al 20 por ciento durante el mes de junio. La gerente del camping As Cancelas, de Santiago de Compostela, Iria Asorey, apuntó que "también se nota entre los extranjeros" y lamentó no tener el camping completo "ni el día del Apóstol". "La gente no viaja", sentenció, y aseguró que ya apreciaron la caída a principios de año.
El presidente de la Asociación de Agencias de Viaje de Pontevedra, José Ángel Espada, reconoció que "el año está bajo", tanto en el turismo emisor como en el receptor, donde se puede apreciar una caída del 25 por ciento con respecto a los datos del año pasado.
Además, los turistas que vienen cuentan con un "menor poder adquisitivo", y eso hace que "disminuya el gasto", lo que supone un doble problema, a su juicio. Esta misma tendencia la aprecia entre los clientes de su agencia de turismo emisor, Jet, puesto que "la gente busca viajes más baratos". Sin embargo, consideró que Galicia no sale beneficiada de la búsqueda de destinos más económicos, algo que "sólo se aprecia" durante los "períodos cortos de descanso", como los puentes o las vacaciones de semana santa.
A pesar de estos datos, el presidente de los hosteleros de la comarca compostelana proclamó que "no hay que ser catastrofistas" y opinó que la crisis está demostrando que "la cultura de ocio está tan arraigada que aunque la gente tenga que recortar gastos y días sigue yendo de vacaciones". "Vivimos en mundo alarmista. Cuando se dice que las cosas van bien, la gente se ahoga con los gastos; cuando van mal, ajustan sus presupuestos incluso los que no tienen problemas", coincidió Óscar Pubill, y añadió que "es algo psicológico y que hablar mucho de la crisis no ayuda".
Los establecimientos hosteleros también han visto reducida su facturación "en un 10 por ciento" en el segundo trimestre del año, al igual que en los tres primeros meses de 2008, según detalló el presidente de la asociación coruñesa, Héctor Cañete. Así, esta temporada se convierte en el "verano de las tres 'p': playa, paseo y pipas", tal y como bromeó un hostelero de Sanxenxo (Pontevedra).
En cuanto al gasto de los turistas, Raquel Carregalla, propietaria del albergue Ultreia, en Arzúa (A Coruña), explicó que la gente "compra en el supermercado y no va tanto a comer a restaurantes" y en las cafeterías, los viajeros "pasan de tomar copas y cervezas a cortos y bebidas más baratas". "Por ahorrar un euro, los turistas cambian de albergue", dijo asombrada. En la misma línea, la asociación de hostelería de A Coruña indicó que se está produciendo una "traslación de hoteles de más categoría a otros de menos y a hostales". Lo mismo explicó el propietario del Hotel Altaïr de Santiago, José Antonio Liñares, que se vio obligado a habilitar "ofertas" en su establecimiento porque es "más lujoso" y la gente "buscaba mejores precios".
Esta tendencia se justifica, a juicio del director del Hotel Hesperia Isla de la Toja (Pontevedra), Óscar Pubill, porque "había gente que vivía por encima de sus posibilidades y también viajaban a hoteles de lujo". Así, concluyó que la "crisis va a poner a cada uno en su sitio". En el caso de su establecimiento, un balneario de cuatro estrellas, se produjo una "caída considerable" en la ocupación, con una previsión para el mes de agosto del 65,76 por ciento, frente al 91,66 por ciento en 2007.
El turismo rural también acusa una "gran caída" de las reservas, con un 35 por ciento menos que el año pasado, según informó a Europa Press el presidente de la Asociación Gallega de Turismo Rural (Agatur), Luciano Sánchez. Asimismo, lamentó que los turistas demandan "menos servicios" y "se ven más ajustados", lo que provocó que el gasto cayera "sobre un 30 por ciento".
Por su parte, el Camino de Santiago es el que "menos" está notando los efectos de la crisis, según explicó Luciano Sánchez. De hecho, según los datos de la Oficina del Peregrino de Santiago, hasta el mes de mayo llegaron a la capital gallega 15.983 peregrinos, 3.085 más que el año anterior. Así, el propietario del albergue A Gudiña (Ourense), Jacinto Fernández, explicó que notó un "bajón generalizado" durante el mes de julio, pero que en lo que va de agosto el ritmo es "similar" al de otros años. En la misma línea, Manuel Mariño, del Albergue Monte Do Gozo, en Santiago, cree que la crisis "no afecta" a este tipo de turismo ya que su establecimiento registró un "aumento de ocupación del 23 por ciento" con respecto a julio de 2007.
Por contra, el presidente de la Asociación de Campings de Galicia, Delfín Fidalgo, reconoció que el mes de julio fue "más flojo" que otros años, una tendencia que, por el momento, se mantiene en lo que va de agosto. A falta de datos concretos, detalló que la provincia de Pontevedra es la que "menos" sufre la falta de turistas.
De esta forma, declaró que "se puede decir" que el sector "se está viendo afectado por la crisis", afirmación que demuestran los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) al concluir que la ocupación en los campings gallego fue inferior al 20 por ciento durante el mes de junio. La gerente del camping As Cancelas, de Santiago de Compostela, Iria Asorey, apuntó que "también se nota entre los extranjeros" y lamentó no tener el camping completo "ni el día del Apóstol". "La gente no viaja", sentenció, y aseguró que ya apreciaron la caída a principios de año.
El presidente de la Asociación de Agencias de Viaje de Pontevedra, José Ángel Espada, reconoció que "el año está bajo", tanto en el turismo emisor como en el receptor, donde se puede apreciar una caída del 25 por ciento con respecto a los datos del año pasado.
Además, los turistas que vienen cuentan con un "menor poder adquisitivo", y eso hace que "disminuya el gasto", lo que supone un doble problema, a su juicio. Esta misma tendencia la aprecia entre los clientes de su agencia de turismo emisor, Jet, puesto que "la gente busca viajes más baratos". Sin embargo, consideró que Galicia no sale beneficiada de la búsqueda de destinos más económicos, algo que "sólo se aprecia" durante los "períodos cortos de descanso", como los puentes o las vacaciones de semana santa.
A pesar de estos datos, el presidente de los hosteleros de la comarca compostelana proclamó que "no hay que ser catastrofistas" y opinó que la crisis está demostrando que "la cultura de ocio está tan arraigada que aunque la gente tenga que recortar gastos y días sigue yendo de vacaciones". "Vivimos en mundo alarmista. Cuando se dice que las cosas van bien, la gente se ahoga con los gastos; cuando van mal, ajustan sus presupuestos incluso los que no tienen problemas", coincidió Óscar Pubill, y añadió que "es algo psicológico y que hablar mucho de la crisis no ayuda".
R.